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El Partido Comunista Obrero Internacional hace un llamado a la clase trabajadora internacional a unirse a nosotros para movilizar las masas para el comunismo.
Movilizando las masas para el comunismo – este es nuestro principio director, ahora y en el futuro. Este es el principio por el cual estamos organizando para derrocar al capitalismo, y el principio con el cual construiremos el comunismo.
Luchamos por el comunismo porque sólo el comunismo nos puede librar de lo que Lenín llamó el “horror sin fin” del capitalismo.
Sólo el comunismo puede terminar con la implacable explotación capitalista de la clase trabajadora y las condiciones intolerables de trabajo, destrucción ambiental, desempleo, miseria, crimen y enfermedades. Sólo el comunismo puede terminar con las artimañas para dividir a la clase trabajadora por medio del racismo, sexismo, elitismo, odios étnicos y la persecución de inmigrantes. Sólo el comunismo puede destruir el avance patronal hacia el fascismo – la solución capitalista a las contradicciones de su sistema más propenso cada vez a crisis. Y sólo el comunismo, al eliminar a los capitalistas, puede ponerle fin a su rivalidad imperialista y su destructiva competencia económica que regularmente produce crisis económicas, sangrientas guerras regionales y eventualmente guerras mundiales.
El comunismo es un sistema en el cual la clase trabajadora colectivamente administra la sociedad y la producción es para usarse, no para hacer ganancias. No habrá patrones, ni dinero, ni privilegios, ni riqueza personal ni propiedad privada. Todos trabajaremos por el bien común, y compartiremos los frutos de nuestro trabajo colectivo. El comunismo liberará a las masas para que hagan las decisiones que nos afectan a todos.
Desde Túnez a Egipto, desde el Gran Oriente Medio a Europa, las masas están en movimiento. Ahora, más que nunca, debemos de luchar por el comunismo, no por “la democracia”, no por “la independencia nacional”, no por el capitalismo “progresista” o “reformado” o “ilustre”. Y, aun más importante, no por “el socialismo”, no importa que tan “radical”, “izquierdista”, o inclusive “anti-imperialista sea”. El socialismo conserva el sistema salarial y la producción de mercancías. De hecho, es capitalismo de estado.
Movilizamos a las masas (a la clase trabajadora y sus aliados) porque solo las masas de gente trabajadora tienen la necesidad y el poder para derrocar al capitalismo y construir el comunismo. Una revolución comunista tiene que ser la obra de millones – miles de millones – de trabajadores comunistas. Por esta razón el PCOI es un partido de masas e invita a ingresar al Partido a todos aquellos que estén de acuerdo que la revolución comunista es la única solución y estén dispuestos a actuar colectivamente de acorde a este entendimiento.
El comunismo no se puede lograr con un golpe de estado o con hazañas dramáticas de un pequeño grupo de revolucionarios. No puede ser la obra de una nación o un grupo étnico. Rechazamos el eslogan engañoso de “el pueblo” que agrupa a trabajadores y patrones; no tenemos cupo para ningún capitalista explotador, no importa que tan supuestamente progresista, carismático, anti-imperialista o patriótico, sea.
Los trabajadores industriales y soldados son el centro neurológico de nuestra estrategia revolucionaria. Ellos no pueden, sin embargo, hacer esta revolución por si solos. El comunismo no puede tener éxito sin la participación de todos los sectores de nuestra clase y sus aliados.
Finalmente, movilizamos a las masas porque sólo su completa y activa participación puede desencadenar su poderío y creatividad. No es suficiente que millones sean ganados a pasivamente “aprobar” o “apoyar” al comunismo (votando o asistiendo a mítines, por ejemplo). Las masas necesitan asir férreamente la causa del comunismo como su compromiso más profundo, haciendo suyas las ideas comunistas y desarrollándolas al avanzar su entendimiento político.
Como materialistas dialécticos, estamos conscientes que esa movilización tiene que ser tanto práctica como ideológica. Por ejemplo, no basta con que los trabajadores entiendan que solo hay una raza, la humana. Ellos tienen que combatirle racismo en la práctica, y vivir, trabajar y luchar junto a personas de otras “razas” y “etnias”. De igual manera, no es suficiente que ellos lean y estén de acuerdo con nuestro periódico, ellos deben de ayudar escribiendo, produciéndolo, circulándolo y organizando con base en él.
LAS GRANDES REVOLUCIONES NOS ENSEÑAN COMO TRIUNFAR
Movilizando a las masas para el comunismo nos ha conducido a nuestras más grandes victorias, y el no hacerlo nos ha llevado a nuestras más grandes derrotas.
La primera gran victoria fue la Comuna de Paris de 1871. La Comuna fue establecida a finales de la Guerra Franco-Prusiana. La Guardia Nacional Francesa se sublevó y armó a los trabajadores de Paris. Los trabajadores y soldados expulsaron a los patrones franceses y su gobierno de Paris. Establecieron lo que llamaron la república democrática de los trabajadores
La Comuna atacó el nacionalismo, les entregó las fábricas a los trabajadores, y liberó a la educación de la religión. Sin embargo, falló en abolir el sistema monetario o en expropiar a la banca nacional.
Las masas movilizadas lucharon heroicamente. La Comuna falló por no movilizar a los trabajadores para el comunismo. En vez de continuar la lucha hasta la victoria, negociaron con el gobierno en exilio. Los capitalistas prolongaron esas negociaciones mientras reconstruían su ejército. Cuando los patrones estaban preparados, atacaron la Comuna y masacraron a 25,000 trabajadores.
La Comuna nos enseñó que movilizar las masas para el comunismo significa que la clase trabajadora necesita su propio partido. Los trabajadores tienen que destruir el aparato estatal de los patrones, no tratar de administrarlo. Aprendiendo de la Comuna, los comunistas rusos establecieron 30 años después tal partido. Ese partido dirigió la lucha para destruir el estado capitalista ruso.
La segunda gran victoria fue la Revolución Rusa de 1917. Para ese entonces, los comunistas rusos tenían cientos de miles de miembros, incluyendo muchos en el ejército ruso en las trincheras de la 1ª Guerra Mundial. Estos cientos de miles movilizaron a millones más para derrocar el gobierno liberal de Keresnky y establecer la República Soviética.
El partido comunista ruso, conocido como los Bolcheviques, declaró el comunismo como su meta principal.
Catorce potencias imperialistas enviaron tropas para ayudar a los liberales y monarquistas a atacar los Soviets. Los Bolcheviques organizaron un Ejército Rojo de un millón de soldados para aplastar la coalición monarquista-imperialista.
Empleando el principio de movilizar a las masas para el comunismo, organizaron dentro de las filas de los ejércitos invasores. Cada ejército invasor presenció grandes rebeliones de soldados rasos, obligando estos ejércitos los a retirarse.
Durante la guerra civil, los Bolcheviques organizaron la sociedad bajo lo que ellos llamaron “comunismo de guerra”, debido a la emergencia existente. Decomisaron los alimentos para poner en marcha la producción y dejar de usar la moneda que la inflación había dejado sin valor. Como una medida de emergencia, eliminaron el dinero, pero no pensaron que las masas estaban listas a hacer esto por mucho tiempo.
Después de terminada la guerra, Rusia estaba en caos y había rebeliones de obreros, campesinos y soldados. Los Bolcheviques retrocedieron hacia la Nueva Política Económica, lo cual significaba implementar más abiertamente las relaciones capitalistas. Movilizaron a las masas para que buscaran sus intereses personales, no el comunismo. Los trabajadores fueron movilizados para que produjeran más y ganaran bonos; los estudiantes para que sacaran mejores calificaciones y lograran empleos de oficina; los soldados para que ganaran medallas y promociones.
Creyendo que los trabajadores no estaban listos para el comunismo, optaron por el socialismo. En realidad el socialismo es capitalismo de estado porque conserva el dinero, bancos, salarios y la producción para la venta. Cuando uno rechaza que la gente puede ser ganada directamente al comunismo, uno no tiene otra alternativa que acomodarse a las relaciones capitalistas de producción.
La derrota de los Nazis en la 2ª Guerra Mundial fue un gran logro de millones movilizados significativamente por comunistas, pero no para el comunismo. Estos comunistas, sin embargo, carecían de confianza en la clase trabajadora. Decidieron en 1934 que para derrotar a los fascistas tendrían que aliarse con los capitalistas “menos malos” como los de EEUU y Gran Bretaña. Esta decisión significaba que la lucha fue organizada en torno al nacionalismo y un confuso “anti-fascismo” no clasista, no en torno a la lucha por el comunismo.
Como resultado, la derrota de los Nazis en 1945 sentó las bases, no para el comunismo mundial, sino para un nuevo imperio soviético que se llamaba socialista, pero que había renunciado a la revolución mundial. El fracaso total final de la revolución Bolchevique se hizo obvio en 1989. Pero en realidad, el movimiento comunista ruso, aunque se mantenía de pie, ya tenía décadas de haber fallecido, desde el momento que tomaron la decisión de movilizar a las masas para el socialismo, no para el comunismo.
En nuestra Cena pro 1o de Mayo, un joven soldado veterano de la guerra de Irak habló acerca de cómo él pensaba que podía ganar a sus veinte y tantos amigos al comunismo y a nuestro Partido (PCOI).
“Cuando le hablas a la gente en la calle, todos dicen que necesitan dinero para comprar comida y un techo para ellos y sus familias”, dijo él. “Por eso ingresé al ejercito. Tenia tres trabajos y aún así no podía suplir mis necesidades”.
“Si quieres movilizar para el comunismo, tienes que convencer a la gente que tendrán ‘seguridad’”. Al decir eso, él quería decir que ellos tendrían comida, un techo y lo básico para vivir.
“Hay mucha comida en el supermercado Safeway a la vuelta de la esquina”, dijo otro camarada. “Pero hay muchos guardias de seguridad. Si tienes hambre y vas ahí, agarras algo de comer y tratas de salir sin ofrecer dinero, te caen encima, te arrestan y te meten a la cárcel”.
Estuvimos de acuerdo que si queremos abolir el dinero, tenemos que distribuir la comida sin esperar dinero a cambio. Una idea es mantener los supermercados abiertos como centros de distribución. Todos esos trabajadores que hoy se encargan de recoger, guardar y transportar dinero estarán libres para hacer cosas útiles, como llevar comida a los ancianos o gente que no puede venir a recoger su comida a los centros.
La tercera gran victoria fue la Revolución China de 1949.
El Partido Comunista de China (PCC) fue fundado en 1921 por un puñado de intelectuales reunidos en secreto en un bote en un lago cerca de Shangai.
Para 1931, el PCC había conformado un Ejército Rojo de trabajadores y campesinos, liberado un área grande de China central y declarado una República Soviética China. Menos de una década después, el Ejército Rojo había marchado mil seiscientos kilómetros hacia el norte y había comenzado a movilizar a millones de trabajadores y campesinos en la guerra contra los invasores imperialistas japoneses. Menos de una década más tarde, el Ejército Rojo, ya una fuerza de decenas de millones, derrotó a los capitalistas chinos y sus amos imperialistas de EEUU.
La mayoría de los fundadores del Partido Comunista de China estaban de acuerdo con sus asesores soviéticos de que China no estaba lista para el comunismo: que los comunistas debieran aliarse con los capitalistas y luchar por la liberación nacional y la democracia capitalista. Dijeron que los trabajadores y, especialmente, los campesinos, eran demasiados atrasados para ser movilizados por el comunismo.
Pero las masas, inspiradas por el comunismo, comprobaron que estos estaban equivocados.
Sin embargo, cuando los japoneses invadieron China, hasta el ala izquierda del Partido Comunistas acordó posponer el comunismo y formar una alianza “anti-imperialista” con los capitalistas nacionales. Pero los capitalistas no tardaron en traicionar a los comunistas, atacando al Ejército Rojo. El Partido Comunista se mantuvo fiel a sus aliados capitalistas/nacionalistas e inclusive se ofreció a integrarse a un gobierno de coalición con ellos. Los nacionalistas rehusaron hacerlo, y el Partido Comunista tomó el poder por cuenta propia.
Aun con la derrota de los capitalistas nacionales en 1949, el Partido Comunista no instituyó de nuevo al comunismo como su meta inmediata. En vez de eso, forjaron una alianza con los patrones locales en lo que ellos llamaron la “Nueva Democracia”. Después, se movieron hacia el socialismo estilo-ruso. Para mediados de la década de los 1960, China ya había andado gran trecho del camino que había llevado en la Unión Soviética a la restauración abierta del capitalismo.
La historia, sin embargo, no se repitió. Millones habían vivido bajo el “sistema de abastecimiento” comunista en el Ejército Rojo Chino cuando peleaban por el poder. El sistema era popular con la membresía de base pero no con los líderes del partido, los cuales querían imitar a la Unión Soviética. Tampoco era popular con el cuerpo de oficiales del ejército que quería mantener sus privilegios.
El sistema de abastecimiento fue abolido en 1955. Sin embargo, los ex-soldados que regresaban a sus aldeas por toda China trajeron esas ideas consigo. Ellos ayudaron a comenzar la movilización masiva por el comunismo que, a finales de los 1950, se convirtió en el movimiento de la Comuna del Pueblo.
El movimiento de la comuna mostró que los trabajadores saben mejor como satisfacer las necesidades de nuestra clase. Masas de campesinos se movilizaron para construir sistemas de irrigación. Las comunas organizaron cafeterías donde todos los miembros podían comer eliminando así que cada unidad familiar tuviera que seguir pagando por la comida. De hecho, las masas implementaron muchos aspectos de las relaciones comunistas, en grandes áreas, por toda China.
Esto agudizó la lucha entre las ideas capitalistas y comunistas dentro del partido. A principios de la década de los 1960, decenas de millones emprendieron de nuevo la lucha, impacientes por lograr el comunismo y airados por la traición del liderato. Este movimiento se convirtió en una revolución – la Revolución Cultural.
La revolución Cultural ha sido, hasta la fecha, la más grande movilización masiva contra la restauración de una nueva clase gobernante capitalista en los países socialistas. En muchas partes del país la Izquierda tomó el poder y comenzó a implementar el comunismo en la educación, producción y cultura.
En el nuevo sistema comunista, un obrero veterano cubrió el mismo material en menos de una hora. El explicó cómo funciona el motor, en un lenguaje claro y sencillo. Mientras hablaba, con gran maestría desarmó y armó el motor de nuevo.
Un excelente artículo en la revista Peking Review de 1968 describió un modelo para la educación comunista. En una de las anécdotas del artículo, un maestro describió como bajo el viejo sistema (socialista), él daría por 8 horas una clase sobre los motores diesel sin que los estudiantes aprendieran mucho. “Durante la segunda mitad de mi clase, ellos habían ya olvidado todo lo que dije en la primera mitad”.
El liderato de este “nuevo tipo” de escuela “organizó una serie de reuniones” para decidir qué línea se seguiría”. Trabajadores veteranos de las plantaciones y campesinos locales sembradores de té “hablaron de los daños (infligidos por las viejas escuelas), las cuales estaban divorciadas de la política proletaria, de los trabajadores y campesinos, y del trabajo y la realidad.
Ellos demandaron, “Nuestras escuelas no deben ser administradas como las viejas escuelas dominadas por la burguesía, las cuales causaban que nuestros hijos e hijas se degeneraran en inservibles, en cuanto al trabajo manual”.
La cúpula del liderato del partido no reaccionó con entusiasmo, sino con temor y horror. Eventualmente llamaron al ejército para reprimir la rebelión y desmovilizar a las masas. Mandaron a los jóvenes revolucionarios al campo, supuestamente para aprender de los campesinos, pero en realidad para aislarlos de la fermentación revolucionaria.
Estos revolucionarios fueron derrotados porque no tenían su propio partido. Movilizando las masas para el comunismo requiere cierto grado de claridad política que solo un partido puede lograr y proporcionar.
La lección principal que debemos aprender de estas revoluciones es que el socialismo es incompatible con la movilización de las masas para el comunismo. Rechazamos la creencia de que los trabajadores no están listos para el comunismo, que tienen que ser guiados a él por etapas, como son el socialismo o la liberación nacional, las cuales hacen compromisos mortales con el capitalismo.
EL PARTIDO MOVILIZA A LA CLASE TRABAJADORA PARA QUE GOBIERNE
El comunismo es nuestra meta desde ahora. Por esa meta movilizamos a las masas desde hoy, y la pondremos en práctica en cuanto tomemos el poder en cualquier parte del mundo.
Nuestro Partido masivo, templado en la lucha colectiva, movilizará a las masas para sentar los cimientos de la sociedad comunista.
Contrario a los intentos fallidos de nuestros predecesores en Rusia y China, nosotros vamos a abolir inmediatamente el dinero, la producción de mercancías (la producción de bienes para el mercado) y el sistema salarial (en el cual los trabajadores son obligados a vender su fuerza laboral o morirse de hambre).
Aboliremos, por lo tanto, la riqueza personal en el sentido capitalista. Los trabajadores serán motivados no por la perspectiva de lucro personal, sino por la posibilidad de vivir en una sociedad comunista, en la cual las relaciones sociales de cooperación, colectivismo y compartir la abundancia y la escasez, son primarias. Estas relaciones proveerán la experiencia material que puede convertirse en ejemplos de cómo tomar otras decisiones.
Organizaremos la producción de tal manera que todos tengan sus necesidades básicas (comida, albergue, cuidado medico) satisfechas. No estaremos produciendo cosas de lujo hasta que los trabajadores del mundo tengan todo lo necesario. Lo más probable es que estaremos construyendo una sociedad comunista sobre las cenizas de la guerra mundial capitalista, y habrá tiempos en que posiblemente no podamos proveer mucho, pero compartiremos lo que tengamos. Nunca mas pasará hambre alguien, mientras otros se hartan.
El principio básico será que todo mundo trabaje según su habilidad y dedicación: viejos y jóvenes, hombres y mujeres, soldados y trabajadores.
No esperamos que nadie pase todos los días haciendo trabajo manual, pero cada quien hará su parte. Los trabajadores de la salud, aun los más calificados, tendrán su turno cambiando sabanas y limpiando inodoros. Los que ahora hacen esos trabajos aprenderán la teoría de cómo curar enfermedades.
Destruir las divisiones entre el trabajo mental y el manual, y entre los “expertos” y el resto de nosotros fue un principio establecido durante al revolución Cultural. Es parte del proceso de eliminar las bases materiales para las ideas capitalistas que sostienen que cierta gente es más importante que otra y que merece una mayor participación o una vida más fácil.
Esta movilización masiva para la producción requiere destruir las barreras entre la educación y el trabajo.
Bajo el capitalismo, profesores expertos enseñan a tiempo completo. Bajo el comunismo, todo mundo compartirá sus experiencias y conocimiento con jóvenes y viejos. Todo mundo aprenderá las habilidades y la teoría detrás del trabajo.
Los trabajadores rurales y los agrónomos, torneros e ingenieros no solo aprenderán de cada uno, serán la misma persona. Todo estudiante será un trabajador y todo trabajador, no importa cuanta experiencia tenga, será estudiante para toda la vida.
Todos los trabajos serán necesarios. La dedicación comunista a la colectiva ayudará a todos a entender la importancia inclusive de los trabajos con los aspectos más aburridos y peligrosos.
Otra prioridad será defender y propagar la revolución. La revolución no se propagará espontáneamente a todos los países. Siempre existe el desarrollo desigual. Movilizando las masas para el comunismo significa poner los intereses de la clase trabajadora internacional sobre todas las cosas.
Como muestra la historia, los capitalistas no titubearán en atacar a los trabajadores comunistas con todo el poderío armado que puedan reunir. Vamos a necesitar un ejército permanente basado en movilizar las masas para el comunismo. La estrategia y las tácticas militares fluirán de este principio director. Esta fuerza armada no será separada de la clase trabajadora, físicamente o ideológicamente. Solo un partido masivo centrista puede organizar tal fuerza armada.
La burguesía internacional también atacará la revolución indirectamente. Ellos financiarán toda clase de saboteadores y contrarrevolucionarios. También vamos a tener que lidiar con el crimen decadente y serio que vamos en heredar del este putrefacto sistema capitalista.
Los patrones alegan que necesitan leyes y policías para lidiar con el crimen individual. Nosotros no dependeremos de leyes ni policías. Movilizaremos a nuestra clase para protegerse colectivamente del comportamiento criminal y de aquellos que persisten en atacar a sus hermanos y hermanas de clase.
La movilización comunista no solo lidiara con los residuos de la decadencia del sistema capitalista, sino que con el tiempo, disminuirá y eventualmente eliminará tales peligros. Miles de millones aprenderán por medio de la práctica lo valioso de la colectividad.
Depender de las masas, por medio de su Partido, significa tener también un alto grado de organización social en contra del comportamiento anti-social menos serio. Todo, desde garantizar que la misma gente no se lleve siempre lo mejor a garantizar que la gente a la cual le toca recoger la basura cierto día lo haga, requerirá una lucha colectiva. Esto esta en extremo contraste con la disciplina externa de guardias, patrones, mercados, salarios y líneas de desempleo.
Por ejemplo durante la Huelga General Hondureña de 1954, el comité de huelga dirigido por comunistas cerró todos los bares de Tela por la duración de la huelga. No hicieron esto con maniobras legales, pero por una decisión colectiva implementada por las masas de trabajadores. Cuando tomemos el poder, la clase trabajadora, dirigida por su Partido, decidirá que cosas están a favor de los intereses de nuestra clase, y movilizará a las masas para ponerlas en la práctica.
La otra gran prioridad es aplastar el racismo. Movilizar exitosamente a las masas para el comunismo, ahora y en el futuro, requiere destruir los trucos racistas que usan los capitalistas para dividir a la clase trabajadora. Debemos construir lazos profundos con los trabajadores a los cuales que los patrones quieren mantener aislados, y debemos aprovechar el liderato combativo, ya desarrollado, de nuestros hermanos y hermanas de clase más oprimidos.
Educaremos a los niños, desde que tengan uso de la razón, que solo existe una raza – la raza humana. Y no toleraremos el racismo, ya sea de palabra o de hechos. Por ejemplo, si un grupo de racistas fuera lo suficientemente ingenuo para manifestarse abiertamente, desalojaríamos las fábricas, cuarteles y aulas, movilizando a las masas en las calles para físicamente ponerle fin a este movimiento racista.
Pero tenemos que ir aun más allá de esto, y erradicar la base material del racismo. Cuando los salarios ya no existan, no podrá haber diferencias salariales racistas, las cuales actualmente les dan a los capitalistas un enorme incentivo económico para mantener el racismo. En la distribución de la comida y el albergue, el Partido tiene que garantizar que ningún grupo reciba más ni menos de lo que corresponde.
El capitalismo es en general una sociedad muy dividida, segregada y compartímentalizada. El trabajo metal esta divorciado del manual, el trabajo calificado del no calificado, hombres de mujeres, jóvenes de viejos, el campo de la ciudad, inmigrantes de los “ciudadanos”, etc.
La movilización comunista es el antídoto del divisionismo capitalista. La movilización comunista garantizará que la gente juegue muchos diferentes papeles en la sociedad, sin importar cual haya sido su función bajo el capitalismo. Además, el Partido movilizará a la clase trabajadora para garantizar que en todos los vecindarios y regiones bajo su control convivan gente de todas las “razas” y “nacionalidades”.
Estas movilizaciones anti-racistas sentarán las bases para la movilización ideológica necesaria. Esto significa reuniones, discusiones, debates, y manifestaciones donde los trabajadores conscientemente identifiquen y develen las prácticas e ideologías racistas y sexistas, haciendo planes basados en el entendimiento comunista de clases para luchar contra estas.
Movilizando las masas para el comunismo garantiza que “el mundo va cambiar de base”.
NOSOTROS ESTAMOS SENTANDO HOY LAS BASES PARA EL PODER COMUNISTA
Por el momento, los capitalistas son los que tienen el poder estatal. Vivimos bajo la dictadura de los patrones.
Sin embargo, el principio básico de movilizar a las masas para el comunismo todavía aplica, aun cuando las condiciones aparentemente sean por ahora difíciles. El movimiento comunista en el pasado pudo movilizar a millones bajo estas condiciones, y nosotros podemos también. Pero no repetiremos el error de movilizar a las masas por otra cosa que no sea el comunismo.
Movilizando a los trabajadores para el comunismo significa antes que nada, conseguir que se integren al partido comunista – el PCOI.
La tarea principal del Partido es movilizar a millones para el comunismo, antes, durante y después de la toma del poder. Estas movilizaciones posibilitan que el Partido entienda lo que es bueno para la clase trabajadora en general y poder organizar la lucha para que esto suceda.
El PCOI es un Partido de masas; nunca levantaremos barreras artificiales para prevenir que los trabajadores ingresen y den liderato a nuestro Partido.
El Partido necesita las experiencias y las ideas de las masas de trabajadores y sus aliados. La lucha por el comunismo es una lucha masiva, no es la propiedad de unos pocos. Damos la bienvenida a las contribuciones para el desarrollo de nuestra línea y práctica de todos los que entienden y están de acuerdo con las ideas básicas del comunismo y de la revolución.
Los comunistas aprendemos haciendo el trabajo. En realidad, cuando los trabajadores se integran a nuestro Partido con el compromiso de movilizar a las masas para el comunismo, lo más probable es que se convertirán en líderes activos, no en miembros pasivos.
El trabajo que hacemos hoy nos entrena para ejercer el poder.
Aunque parecen se fuertes, el dominio de los patrones es frágil. Las masas son necesarias, inclusive esenciales para derribar a la clase dominante de su posición. Pero, dos grupos son claves en movilizar a las masas para el comunismo. Cuando los trabajadores industriales hacen suyas las ideas comunistas, les están quitando la sabia a todo el sistema capitalista. Cuando a estos se les unan las masas de soldados revolucionarios (con sus armas), les habrá llegado el fin a los patrones.
La dictadura de los patrones es más que solamente el poder armado de su estado. Involucra a una infinidad de grupos e ideologías. Nuestra táctica actual tiene que tomar esto en cuenta, a la vez que nos mantenemos firmes a nuestro principio director.
En el pasado los partidos comunistas a menudo movilizaron en torno a luchas reformistas, típicamente huelgas sindicales y movimientos masivos, contra el racismo y la guerra imperialista. Los comunistas individuales usualmente dedicaban muchas más de sus energías a construir la huelga, el sindicato, o la organización masiva que a construir el partido.
La teoría era que al calor de la lucha reformista, la conciencia de los obreros se volvería espontáneamente comunista. Como el socialismo y la liberación nacional, se suponía que la reforma era una “etapa” más que conduciría a la conciencia revolucionaria comunista. Esta teoría nunca funcionó.
En los EEUU, por ejemplo, el Partido Comunista construyó el CIO (sindicatos industriales) casi solo. Sin embargo, nunca llegaron cerca de tomar el poder porque la construcción del sindicato se volvió su meta. Durante la era de McCarthy, los oficiales del AFL-CIO, supuestamente sus correligionarios sindicalistas, se unieron a la cruzada anti-comunista del gobierno y expulsaron a los comunistas de todos los sindicatos que estos habían organizado.
Abordar siempre la lucha de clases desde una perspectiva comunista muestra -con palabras y hechos- como los trabajadores gobernarán.
Todos los días, en el trabajo, en las escuelas, en los vecindarios, en los cuarteles, nuestra clase esta bajo ataque, de un millón de maneras diferentes. Respondemos a cada ataque especifico, pero no emprendiendo una lucha inútil por reformar el capitalismo. Cada ataque (aceleramiento en el trabajo, recortes, terror policíaco racista, guerra imperialista) muestra la verdadera faz del capitalismo, y pide a gritos una solución comunista.
Un obrero de tránsito del PCOI describe como él lo hace.
“Redes, redes, redes”, indica él. Redes de lectores de Bandera Roja que movilicen a los trabajadores, soldados y estudiantes a escribir, vender y económicamente apoyar el periódico. Redes que conviertan a Bandera Roja en el “periódico oficial.” En su trabajo, cientos leen el periódico, decenas más distribuyen periódicos extras; la contribución de docenas nos ayuda mensualmente con cientos de dólares.
Tales redes significan que las discusiones sobre como movilizar a los trabajadores para el comunismo son inevitables y frecuentes. Esos debates ya se reflejan en nuestro periódico.
Las redes sientan la base para reuniones regulares donde discutir y debatir las políticas comunistas. Estos círculos de estudio harán que nuestro periódico esté aun mas fincado en la clase trabajadora, profundizando nuestro conocimiento y práctica.
Los círculos de estudio de Bandera Roja nos preparan para participar y promover la lucha de clases, dando a todos una mejor idea de lo que significa la movilización comunista.
En la misma Base de autobuses donde Bandera Roja se ha convertido en el centro de la lucha política, a un obrero blanco, mayor de edad, se le había negado un trabajo que era apropiado para su edad. Muchos no simpatizaban con él porque ha hecho comentarios racistas. Nuestro camarada a menudo ha luchado con él para que deje de hacer eso.
Sin embargo, una mujer negra joven, amiga de nuestros camaradas, lideró una lucha masiva para conseguirle su trabajo, luchando por la unidad multirracial de la clase trabajadora en contra de los patrones. Ahora estamos organizando para celebrar esta pequeña victoria, pidiéndole al obrero que se disculpe por sus previos comentarios racistas.
Luchas como éstas, inspiradas por ideas comunistas, muestran en la práctica como el movilizar a las masas para el comunismo combatirá el racismo y las prácticas racistas—grandes y chicas—ahora y en el futuro. Aquellos trabajadores, doblemente oprimidos por el racismo y el sexismo, proveerán liderato comunista invaluable.
Movilizando a las masas para el comunismo expande la arena de la lucha de clases más allá de las áreas tradicionales de las políticas sindicalistas. Podemos, por ejemplo, responder a los ataques de los patrones organizando huelgas políticas en contra del capitalismo.
No debemos nunca tomar parte en ninguna disputa entre patrones. Por ejemplo, apoyar una pandilla de oficiales sindicales, hacer campaña para un partido pro-capitalista (como el Demócrata en EEUU), defender la educación pública o las industrias nacionales contra las privadas, apoyar a los patrones de “nuestro” país contra sus rivales “extranjeros”; o apoyar a una pandilla de imperialistas “menos” malos contra sus rivales. Tales tácticas son contrarias a nuestra estrategia.
Similarmente, “atajos” para movilizar a las masas apelando al patriotismo o a un brazo del gobierno para contrarrestar a otro (por ejemplo, gobierno federal versus el estatal) entrega a la clase trabajadora directamente en los brazos de los patrones. En general, si un partido moviliza a las masas, pero no para el comunismo, termina movilizando a las masas para algún tipo de capitalismo.
Cada uno de nosotros tiene que luchar solo para sobrevivir bajo el capitalismo. Necesitamos amigos para hacer esto. En esta lucha común podemos expandir la base del Partido. Lazos inquebrantables son esenciales. La construcción de base no sólo aumenta las fuerzas que podemos movilizar en la lucha de clases, pero puede de por sí reclutar al Partido, mostrando como funcionará una sociedad comunista.
Por ejemplo, podemos construir una base de tal manera que nos de una visión de cómo será la educación comunista. En círculos de estudio con nuestra base podemos aprender y enseñar el conocimiento y las destrezas que las escuelas patronales no enseñan, pero que necesitamos para movilizar a las masas para el comunismo. Camaradas veteranos y gente nueva a nuestro movimiento pueden enseñarse mutuamente a escribir un volante. Podemos aprender mutuamente como funciona el capitalismo y como resolver los problemas diarios que surgen al movilizar a las masas para el comunismo.
Nuestro programa de movilizar a las masas para el comunismo es de muchas maneras un rompimiento tajante con las políticas del viejo movimiento comunista. Apenas estamos aprendiendo como hacer esta clase de trabajo político comunista. El viejo movimiento ocasionalmente siguió esta ruta. Pero fue persuadido de que los tiempos no eran propicios para el comunismo y que las masas no estaban listas para el comunismo.
El PCOI cree que estos argumentos siempre fueron equivocados, pero actualmente hay menos razones que nunca para creerlos. Las movilizaciones en el Norte de África y Oriente Medio han hecho temblar al mundo capitalista, comprobando el poder de las masas trabajadoras y la necesidad de una visión comunista. Estas movilizaciones se están ahora expandiendo a Europa y América Latina. En este clima, miles—eventualmente millones—están más y más receptivos a las ideas comunistas y nosotros no tenemos ninguna excusa para no llevar esta visión a cada lucha.
El lema de movilizar a las masas para el comunismo nunca ha sido más apropiada. La masiva y continua crisis financiera ha estremecido la fe de los trabajadores, inclusive la de miembros de las capas medias, en la estabilidad del capitalismo. La continúa crisis de sobreproducción y el aumento masivo en el desempleo les han hecho a millones darse cuenta que el capitalismo no puede garantizarle a nadie ni la comida ni un techo sobre su cabeza. Y finalmente, la agudizante rivalidad imperialista que esta desembocando en interminables guerras sangrientas “pequeñas” y los preparativos obvios para guerras mucho más grandes—incluyendo la 3ª Guerra Mundial—deja ver claramente con la destrucción del capitalismo los trabajadores no tenemos nada que perder, excepto nuestras cadenas.