LOS ANGELES – Un grupo de estudiantes de secundaria se reunió recientemente con miembros del Partido Comunista Obrero Internacional, incluyendo un veterano de las Fuerzas Armadas de EE.UU. que ingresó al ejército para organizar para el comunismo.
Hablamos de cómo el racismo es producto del capitalismo y cómo divide y debilita a la clase obrera impidiéndonos unirnos para luchar contra el sistema capitalista. Sin embargo, eso no es lo que el sistema quiere que pensemos.
También hablamos de cómo es necesario construir un Ejército Rojo para ganar una revolución comunista y cómo organizando en el ejército patronal nos ayudará a hacer eso. Al final de la reunión, tres más jóvenes decidieron ingresar al Partido, dos de ellos también planean ingresar al ejército.
Los capitalistas tienen su ejército para mantener su poder y nosotros tenemos que construir el nuestro para arrebatarles el poder estatal. Nuestro Ejército Rojo defenderá a la clase obrera, luchará por ella y movilizará a las masas para el comunismo. De esta manera eliminaremos el poder de la burguesía.
La mayoría de los que ingresan al ejército proviene de la clase obrera. Sólo están tratando de obtener dinero para la universidad o para mantener a sus familias. Los capitalistas quieren el poder solo para ellos cuando el poder debiera de ser para todos en la clase obrera. ¿Por qué tiene que haber unos que ganan menos que otros? Incitamos a todos a ingresar al PCOI para deshacernos del capitalismo.
El ejército rojo ayudará a eliminar el capitalismo, el poder de los patrones y todas las formas de dinero. No tiene ningún sentido ser esclavo del dinero, es sólo papel. Pondremos el poder en manos de la clase obrera para que ella haga las decisiones de la sociedad.
¿A dónde conseguiremos los soldados, los combatientes para este ejército rojo? Como mencionamos antes, la mayoría de los que ingresan a las fuerzas armadas proviene de la clase obrera. Debemos ingresar a las  fuerzas armadas patronales para reclutar y organizar a estos soldados de la clase trabajadora para construir nuestro Ejército Rojo.
“Cada uno de nosotros puede empezar por conseguir al menos otros cinco, y a su vez cada uno de ellos puede conseguir a cinco más. De esa manera nos extenderemos y nos haremos enormes “, dijo un camarada. También tenemos que estar claros en cuáles son nuestras metas y lo que estamos haciendo, para que otra gente no piense mal de nosotros.
“Es como una cuerda o un pedazo de cabello. Si tomamos solo uno y halamos con fuerza se rompe, pero si hacemos una trenza con muchos ellos se fortalecen “, dijo otro camarada. “Cuando todos nos unimos, somos indetenibles”.
Otros lo han hecho en el pasado. Nosotros lo haremos de nuevo, sin cometer los mismos errores que cometieron en Rusia y China.

“¿Gusta tomar Bandera Roja?”, fue la pregunta que yo y otros dos camaradas jóvenes, estudiantes de preparatoria,  hicimos por lo menos 100 veces esa mañana.
Fue nuestra primera vez visitando una fábrica de costura para repartir Bandera Roja, aunque a esta fábrica se le visita regularmente para la distribución de nuestro periódico comunista.
Los trabajadores se bajaban de los autobuses en grupos grandes, de 20 por lo mínimo. Unos ya llegaban tarde e iban casi corriendo hacia la fábrica. Las caras de estos trabajadores se les veían cansadas, con ojeras, sin ánimos para otro día largo de trabajo. 
Cuando cruzaban la calle, yo y otros dos camaradas íbamos rápido para alcanzar a los más que podíamos para darles el periódico. Había algunas que venían hacia nosotros buscando el periódico. Otros regresaban por uno más, a lo mejor para un compañero o un familiar. Lástima que algunos no podían agarrar el periódico porque iban con las manos llenas, sus bolsas, su café, su desayuno.
“Me dio muchísimo gusto cuando una mujer regresó por otro periódico para su compañera que no lo podía agarrar porque iba con las manos llenas”, dijo Andy
Mientras nosotros tratábamos de repartir el periódico a los que se bajaban de los autobuses, otro camarada estaba cerca de la entrada repartiendo a los que no alcanzábamos.
“Me da lástima que algunos  no lo toman sin saber que les beneficia”, dijo Samuel.
Había algunos que de plano no querían tomarlo. Estos no saben que los artículos en el periódico son de trabajadores iguales que ellos. Que son explotados por sus patrones. Y que el capitalismo nos ha enseñado a tenerle miedo al comunismo, por eso algunos también lo rechazan.
En menos de media hora repartimos más de 200 periódicos y estuvo muy bien porque aunque llegamos un poco tarde, si alcanzamos repartir bastantes.
Es importante que sigamos visitando la fábrica para repartir Bandera Roja. Y nos gustaría animar a otros, aquí y en otros lugares,  a que también participen en repartir los periódicos. Si más gente nos ayuda más periódicos alcanzaremos a repartir y así mientras unos repartan otros pueden hablar con los trabajadores de porqué es bueno el comunismo y porqué deberíamos todos  luchar por un mundo sin fronteras, sin dinero y sin patrones. Pronto visitaremos la fábrica otra vez y ojala esta vez tengamos más ayuda.
Una camarada de preparatoria en L.A.