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El huracán Matttew (Mateo) que azotó a Haití fue un acto de la naturaleza, pero la muerte y destrucción que dejó es producto del capitalismo racista. La extrema pobreza y la falta de infraestructura asesinaron a más de un millar de personas. Sus casas se derrumbaron a su alrededor. No había refugios de evacuación seguros. Ahora más vidas están en grave peligro debido a que las personas carecen de agua potable, alimentos y atención médica.
Para el capitalismo, las vidas obreras son baratas y desechables. Esto pide a gritos un sistema comunista donde la vida es apreciada y valorada por encima de todo.
El sistema de ganancias capitalista creó en Haití las bases para este desastre. Incluso antes del terremoto de 2010, 1.9 millones de personas necesitaban asistencia alimentaria. Alrededor del 60 por ciento de la población vivía con menos de $1.00 al día. La desnutrición y la anemia se propagaban incontrolablemente.
En 2009, el Parlamento haitiano aprobó por unanimidad una ley para aumentar el salario mínimo a 61 centavos de dólar por hora. Los fabricantes de ropa de EE.UU. se opusieron y el Departamento de Estado de EE.UU., dirigido por Hillary Clinton, obligó al presidente de Haití a reducir el salario mínimo a 31 centavos por hora.
En 2010, un fuerte terremoto sacudió a Haití, que tenia pocos edificios seguros. Más de 250,000 personas murieron. Millones se quedaron sin hogar. 10,000 personas han muerto de cólera desde el terremoto en el 2010 y 27,000 más tienen la enfermedad. El cólera la llevaron a Haití las tropas de la ONU, enviadas para mantener el “orden” después del terremoto. Ignorando las medidas sanitarias, propagaron esta enfermedad, depositando masivamente sus heces en el suministro de agua.
La ayuda capitalista es para ayudar a los capitalistas, no a los obreros. La Fundación Clinton colectó miles de millones de dólares para “ayudar” a las victimas del terremoto. EE.UU. y la ONU pusieron a la Fundación Clinton a cargo de la reconstrucción. Lucrativos contratos fueron adjudicados a sus amigos. El hermano de Hillary consiguió un contrato de extracción de oro. La ayuda prometida no llegó a los necesitados.
El huracán Mateo empeoró esto. Los cultivos y árboles frutales, el suministro de alimentos, fueron destruidos en el suroeste, “el granero” de Haití. Las tropas de la ONU han atacado a los obreros hambrientos, que rodean los camiones que entregan suministros, para conseguir comida y agua.
La necesidad más urgente de las masas es movilizar para el comunismo, construir un PCOI masivo para movilizar para una sociedad que satisfaga sus necesidades, no las necesidades de los patrones asesinos. Liberadas del capitalismo, las masas obreras utilizaremos nuestras mentes y mano de obra para construir colectivamente todo lo que necesitamos, sin dinero.
Inmediatamente después del huracán, los trabajadores haitianos en las zonas aisladas por las inundaciones, puentes caídos, y sistemas de comunicación destruidos, combinaron sus escasos recursos para sobrevivir colectivamente. Algunos de los que habían perdido todo encontraron refugio en cuevas y colectivamente buscaron como alimentarse.
Vemos la posibilidad y la necesidad del comunismo en la colectividad de las masas en este desastre, así como en su lucha diaria por la supervivencia. La historia de la lucha heroica de los obreros haitianos por su liberación, frente a obstáculos aparentemente insuperables, muestra el potencial de la revolución comunista.
La revolución comunista destruirá el capitalismo e imperialismo, junto a su esclavitud salarial racista. Los obreros se movilizarán para planear y construir todo lo que necesitamos: alimentos y la producción industrial, centros de salud, carreteras, puentes, sistemas de alerta temprana para las tormentas y terremotos, y refugios para sobrevivirlos. No produciremos nada para la venta sólo para su uso. Todo el mundo ayudará a planificar, producir y distribuir lo que necesitamos.
Antes de que azote un huracán o terremoto, los colectivos comunistas obreros que vivan en la zona tomarán la iniciativa en planificar y construir estructuras seguras. Durante una emergencia, estos colectivos dirigirán las evacuaciones, rescates, limpiezas, distribución de alimentos y proporcionarán cuidado de la salud. Los trabajadores de todos lados vendrán a ayudar y aprender los unos de los otros como proteger las vidas de los trabajadores y fortalecer las relaciones comunistas de la solidaridad.
En 1804, los esclavos haitianos organizaron una revolución en contra de la esclavitud. Dieron a la clase obrera internacional un ejemplo heroico de tenaz lucha en contra del imperialismo. Derrotaron al ejército francés, tomaron el poder y abolieron la esclavitud. Desde entonces, el sistema racista capitalista-imperialista ha castigado a los trabajadores haitianos.
Los franceses obligaron a los haitianos a pagar millones de dólares por su “propiedad perdida”. Luego, EE.UU. invadió y ocupó a Haití desde 1915 a 1934, para sofocar las rebeliones masivas y masacraron a 15,000 personas para imponer el dominio de EE.UU. Establecieron gobiernos títeres y talleres de hambres esclavistas, manteniendo a los obreros en una miseria extrema.
Respondamos a la crisis en Haití, construyendo masivamente al PCOI en solidaridad con los trabajadores haitianos. Debemos difundir Bandera Roja en Haití y en todo el mundo, y construir un partido de masas para movilizar para el comunismo. En lugar de donar a la Cruz Roja, dona dinero al PCOI para difundir Bandera Roja. No debemos aceptar un mundo donde algunos viven en el lujo mientras nuestros hermanos y hermanas pasan hambre y mueren de enfermedades curables como el cólera porque carecen de agua potable, atención médica y alimentos.
La esclavitud salarial racista del capitalismo-imperialismo es la fuente de todas las miserias que enfrentan los obreros haitianos y toda la clase obrera. El PCOI está movilizando en todo el mundo para destruir el capitalismo con la revolución comunista. Los obreros haitianos deben dar liderazgo a esta lucha. ¡Únete a nosotros!
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Somos un grupo de miembros y amigos del PCOI en Dacca, la capital industrial y financiera de Bangladesh. Conocimos al PCOI y Bandera Roja hace un par de años, cuando Bandera Roja escribió una serie de artículos sobre las condiciones de las costureras y costureros aquí. Quedamos asombrados de ver lo preciso que eran los artículos y como reflejaban las aspiraciones de los obreros más oprimidos de acabar con el capitalismo con un sistema sin la esclavitud asalariada.
Nunca hemos conocido otro miembro del PCOI de otro país, pero nuestra comunicación se ha expandido. La reciente huelga general en la India y la aventura militar del ejército de la India en nombre de la clase dominante india, apoyada por el imperialismo de EE.UU., nos dio la oportunidad de comunicarnos con miembros del PCOI en la India y Pakistán.
Fue una sensación difícil de describir cuando todos nos vimos como una sola clase, como miembros del PCOI revolucionario para cambiar el mundo. Somos pequeños, decididos con la convicción de que el futuro es nuestro.
EL SALVADOR—“Me invitaron varias veces, pero el domingo es el único día que nos queda para poder hacer las cosas del hogar y pasar tiempo con nuestras familias. Y me pregunté ¿voy o no voy? Al final me animé y decidí venir junto con mi esposo” (otro obrero). Un nuevo miembro en la reunión, comentó: “Dejé mi domingo para venir a la reunión, este día es que voy a jugar fútbol, pero me interesó saber más del Partido”.
Con el ruido de las olas golpeando las rocas en algún punto de la costa del país, se inició la escuela política del PCOI, con la presencia de nuevas obreras y obreros.
Antes de dar inicio a la agenda dimos la bienvenida a los nuevos obreros y obreras. Una camarada les preguntó si ya habían escuchado antes un poco sobre la historia del PCOI. Ellos respondieron que sí. Un líder obrero comentó: “Primero les pasamos Bandera Roja y los invitamos a la reunión. Les comentamos cual es la lucha del PCOI, y hacia dónde vamos, de forma breve pero clara. Hoy ya son miembros del Partido”. Los aplausos no se hicieron esperar.
El primer punto fue el conflicto en Siria. Un trabajador público comentó, “Este es un conflicto de terceros ¿por qué? En Siria están en juego los intereses de Rusia y Estados Unidos. Parte es la lucha por las cuotas de la producción mundial de petróleo”.
Abordamos la importancia de las elecciones en EE UU como estrategia de los burgueses al hacerle creer a los obreros y obreras en ese país que el problema en EE UU son los inmigrantes latinos y no la crisis del sistema capitalista y las fluctuaciones de la economía de libre mercado.
El siguiente punto fue el sexismo. Dos maestras tuvieron la participación inicial haciendo una reseña histórica de las conductas sexistas en las sociedades de clases. Explicaron que se han logrado cambios hasta el momento pero que estos no resuelven el problema. También hicieron énfasis en que la base material del problema es el capitalismo.
“Nosotros como comunistas no luchamos contra hombres o mujeres, luchamos contra la base material del problema del dinero y del capitalismo por ende vamos a ser solo personas con responsabilidades”, comentó un compañero respecto a cómo será en el comunismo la relación entre hombres y mujeres.
Una obrera dio el ejemplo que en la fábrica cada tres a seis meses les daban pastillas (no se sabe para qué) a las mujeres, porque como le comentó una supervisora a una obrera presente, “Embarazada no nos servís, ya te creaste problemas”.
Un compañero de la fábrica dijo también, “Yo a veces no hago cosas que si hace mi esposa pero es parte de la educación que recibí desde niño, me iba al campo a trabajar hasta tarde y las mujeres se quedaban en casa”. Luego agregó, “Con mis hijos será diferente debido a la educación comunista”.
Otro preguntó, “¿Cómo podemos hacer más avances ante los patrones?” Un estudiante respondió brevemente: “Leyendo Bandera Roja, perdiendo el miedo a entregarle más periódicos a otros compañeros y compañeras en el trabajo y lo más importante escribir para el periódico”.
Otro trabajador del sector público dijo, “Todos somos compañeros nadie es más que nadie, hay un partido que lucha por transformar nuestra sociedad”.
Se le preguntó al obrero procedente de esta nueva fábrica que le parecía la reunión, respondió: “Para lograr algo en la vida uno tiene que luchar por lo que quiere, se trata de sembrar y cosechar, como el maíz, no esperamos resultados de inmediatos pero cuidamos la tierra para esperar la cosecha. Siempre hay cambios; yo me pregunté también ¿voy o no voy? Pero estoy aquí y estoy ansioso de aprender más.”
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