LOS ÁNGELES--Mi nombre quizás no sea tan importante. Hoy solo quiero relatar cómo es que Bandera Roja llegó a formar parte de mi historia.
De donde vengo quizás tampoco sea necesario mencionarlo ya que lo que quiero contar termina afectando a personas de diferentes lugares por todo el mundo.
Vine a los EEUU, por la necesidad de salir adelante con  mis hijos. Los trabajadores bajo el capitalismo siempre somos obligados a andar en busca de un mejor salario, en busca de un mejor precio para nuestra fuerza de trabajo. Mientras tanto, los patrones siempre están buscando cómo abaratar nuestra fuerza de trabajo, siempre pagándonos los salarios más bajos posibles para maximizar sus ganancias.
Soy costurera y desde  que empecé a trabajar me ha tocado sufrir insultos, humillaciones y discriminaciones por parte de los patrones. Sabiendo que tenemos necesidad se aprovechan de nosotros, nos esclavizan  y nos obligan a trabajar como si fuéramos máquinas o robots, sin derechos ni beneficios. 
Trabajar en Jean Mart ha sido una experiencia para recordar. No voy a mencionar lo agradecida que estoy con el dueño por la oportunidad de trabajar para él por tantos años. Eso es lo que tratan de decirnos -  que debemos estar agradecidos de que por lo menos tenemos un empleo. Al contrario, él debería agradecerme a mí por ofrecerle una fuente de tanta riqueza.
Las personas que tiene bajo su mando, como los supervisores, han sido personas injustas e inhumanas, y hasta despreciables en la manera como nos tratan. ¡Es tan humillante!
Una de estas supervisoras siempre menciona que deberemos aguantar el mal trato que recibimos por nuestra necesidad de pagar el alquiler, comprar comida para la familia, pagar todas las cuentas, etc. ¡Eso es esclavitud asalariada!
Hay un área en Jean Mart donde las personas son tratadas aun peor. Ese lugar todos lo llamamos “pueblo chico, infierno grande”, lo que ahí se vive es en realidad  una explotación exagerada.
 Las personas que lo administran son despiadadas. Te cuentan las veces que vas al baño y te exigen cantidades exageradas de producción. Y ni pienses en faltar al trabajo.
Cuando Bandera Roja apareció afuera de la fábrica fue como una luz de esperanza para mí y los compañeros. Lo hemos buscado para que nos ayude a expresar nuestro sentir y decir nuestra verdad. Ahora la gente que administra el lugar ha cambiado un poco. Sin embargo, reconozco que la explotación continúa y necesitamos eliminarla con la movilización de las masas para el comunismo.
Quizás Bandera Roja  no sea el lugar para solucionar mis problemas legales o pelear mis derechos laborales. Esto bajo el capitalismo nunca se puede lograr. Sin embargo, Bandera Roja sí ayuda para esclarecer el problema de la esclavitud asalariada.
También, ayuda mucho para que vayamos aprendiendo qué es lo que la clase trabajadora está viviendo alrededor del mundo.
He compartido Bandera Roja con compañeros de trabajo, mis hijas, mis amigas y vecinas. Reconozco que Bandera Roja necesita llegar a muchos trabajadores y de esta manera puede ayudar a conquistar el mundo que anhelamos.

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12 de Noviembre—Decenas de miles de trabajadores marchan en Grecia, muchos con banderas rojas, en una huelga general de 24 horas en todo el país, contra la llamada “izquierda” del gobierno de Syriza. Estudiantes y jubilados se unieron a la protesta en contra de los recortes de austeridad. Las huelgas generales son comunes en Grecia, pero este fue la primera desde que el socialista Alexis Tsipras fuera elegido en una plataforma anti-austeridad. Mientras que Syriza está poniendo en efecto los recortes, también llamó para apoyar la huelga general. “¿Estamos marchando con Alexis para derrocar Tsipras, o con Tsipras para derrocar a Alexis?” preguntó un huelguista con sarcasmo. Este es un momento crucial. Las masas están perdiendo confianza en falsos líderes que prometen la luna, pero hacen lo que mandan los capitalistas. Ellos están buscando una solución real. Esa solución es el comunismo. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para poner Bandera Roja en sus manos.

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