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Miles desafiaron el estado de emergencia en Francia para protestar ante la Cima Climática en Paris. La competencia capitalista por máximizar ganancias impide un cambio verdadero en la política de energía. A la vez enfrentamientos sobre el control del petróleo empujan el mundo hacia la guerra. (más aquí)
EL SALVADOR—Luego de un vuelo de treinta y dos horas, llegué a El Salvador. El día siguiente nos reunimos con mi grupo de amigos para convivir en una bienvenida. Me preguntaron muchas cosas, hablamos sobre la vida cotidiana en los barrios de Sudáfrica, la segregación y como el partido está avanzando. Se mostraron entusiasmados para realizar los videos de la conferencia y sobre la dialéctica.
Pasamos toda la noche conviviendo y platicando sobre diferentes temas. Temas personales y políticos y como estos están relacionados unos a otros. Hablamos de cómo la gente que conocemos reaccionó con los ataques de Paris y eso nos llevó a una discusión sobre la rivalidad interimperialista. “Los únicos que podemos revertir esta situación y evitar la matanza, somos los trabajadores y los soldados”, aporté a la discusión. “¿Los soldados?” respondió alguien más y de esa forma empezamos a discutir como los soldados pueden ser ganados a la revolución comunista.
Eran las cuatro de la mañana y empezamos a hablar de nuestra situación laboral. La mayoría de este grupo son estudiantes y solamente dos tienen un título. Todos somos desempleados. “Es que está bien jodido, ¿dónde no he metido papeles? Siento que perdí mi tiempo en la escuela”.
Nuestra situación de desempleo nos llevó a una discusión sobre la educación capitalista. “Es que la escuela te aleja de todo, te encierra y te encasilla en una sola cosa. Si tuviera un hijo, no lo pondría en la escuela, lo llevaría a conocer las cosas en la realidad” dijo un amigo. Discutimos de que si bien era cierto, la escuela te aleja de la realidad, el aislamiento es una actitud individual y que en el capitalismo no hay una solución para una buena educación. “Lo que vos estás hablando, es similar a lo que dice nuestro panfleto de la educación”. Y cada punto que hablamos, concordábamos. En ese momento gire la conversación a un punto donde pudiéramos agudizar la contradicción que he tenido por mucho tiempo: La necesidad del partido.
“Es que todo me parece bien, pero ¿por qué se tienen que llamar partido?” preguntó el mismo amigo. Respondí que la clase trabajadora necesita organizarse a nivel mundial, que era un proceso y que se ha demostrado que es la forma en cómo pueden triunfar las revoluciones, no por actos individuales de heroísmo. “Yo entiendo y no estoy de acuerdo con los anarquistas que dicen que hay que poner bombas y cosas así, pero ¿cuál es la diferencia del partido con lo que paso en la URSS y China?”.
Muchas personas tienen la misma pregunta, nuestra mejor herramienta para movilizar a las masas es Bandera Roja. Le hablé de nuestra serie de artículos de “Porque el comunismo puede triunfar” y como el error del viejo movimiento fue luchar por el socialismo. El aspecto ideológico y orgánico de nuestro partido es diferente desde el momento que eliminamos la etapa del socialismo. En este punto concordamos, aunque la discusión siguió hasta el amanecer. Al final, terminé con una pregunta. “¿Si te digo que me ayudes a repartir Bandera Roja en las maquilas, me acompañás?”. “¡Sí! Vamos, solo decíme cuando”, me respondió, al igual que los otros tres que estaban en la casa.
Ha empezado un momento histórico en la lucha por el Comunismo y en el Partido. La conferencia comunista en Sudáfrica ha dado un empuje anímico y político en la lucha por movilizar a las masas por el comunismo. Como ya fue explicado en cartas y artículos en ediciones anteriores, pudimos observar como las masas están abiertas al comunismo y aprendimos de como los camaradas en Sudáfrica llevan las ideas a un nivel masivo y con todos sus amigos.
Luego de todas las experiencias, el conocimiento adquirido y la motivación, ¿Qué viene ahora? Los que llegamos de otros lados del mundo a la conferencia concordamos que es nuestra tarea llevar estas experiencias y conocimiento a la práctica comunista. Depende de nosotros el futuro comunista de la clase trabajadora.
Estoy eternamente agradecido con los camaradas en Sudáfrica que me acogieron en sus casas, que compartieron sus comidas. Comprobé una vez más que las fronteras son solo líneas imaginarias para dividirnos. Me traje una mochila llena de experiencias al igual que todos y que hoy es nuestra tarea aprovechar el potencial de nuestra línea comunista. Debemos de llevar sin temor nuestra línea a nuestros amigos, compañeros en las fábricas o en los cuarteles. Un Bandera Roja en la mano de alguien más es una bala en el corazón del enemigo.
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LOS ÁNGELES--“El Director Ejecutivo de MTA está teniendo una reunión adentro”, texteó un chofer de MTA a un camarada que distribuía Bandera Roja en la Base 18. Los obreros que salían del trabajo sabían de la reunión, pero optaron por no asistir.
“Era el encargado de la seguridad, no el Director Ejecutivo de MTA. El también vino aquí”, respondió un chofer de la Base 15 cuando se le preguntó acerca de la reunión.
“¿Cuál era el propósito?”, preguntó el camarada.
“Solo relaciones públicas. No tenemos nada que ver los unos con los otros. Cuidan la propiedad de MTA, no la nuestra. Los ladrones se meten a nuestros coches y hasta los roban de los estacionamientos. MTA se lava las manos poniendo carteles que dicen ‘Estacione a su propio riesgo’. El Director de Seguridad, su título oficial, dijo que quería mejorar la seguridad para todos y quería nuestras opiniones. Cuando se le preguntó de darnos mayor protección a los choferes, hizo lo mismo que la gerencia: simplemente hacerse el loco”.
“¿Para que necesitan seguridad en los autobuses?”
“Bueno, tratar con el público no es fácil. Somos el saco de boxeo, donde la gente saca sus frustraciones e ira de su vida cotidiana. Los choferes ven a MTA proporcionándoles seguridad al ferrocarril, fingiendo que es para garantizar que la gente pague las tarifas. Sin embargo, los choferes de autobuses no tenemos seguridad alguna, ni siquiera para los pasajeros. Hace algún tiempo, una joven fue violada en un autobús. Muchos pasajeros son asaltados en los buses. Ya puedo visualizar el nuevo titulo de empleo de los choferes de autobuses: ‘choferes/guardias de seguridad”.
“¿Cuáles son las principales quejas que los choferes tienen del público?”
“Los pasajeros que no pagan la tarifa y las personas desamparadas o indigentes”.
“Bajo el comunismo, eso no sería problema, no habría tarifas que pagar porque no habría dinero, no habría desamparados ni banqueros avaros quitándonos las casas por no poder pagar. Tampoco habría propietarios cobrándonos rentas exorbitantes. Esto requerirá una revolución y la unidad de la clase obrera: tenemos que unirnos con nuestros pasajeros, no con los policías que defienden a los capitalistas y su sistema racista inhumano”.
“Nosotros los trabajadores de MTA tenemos dificultades en vernos como hermanos y hermanas, y aun más dificultoso ver a nuestros pasajeros como nuestros primos menos desafortunados”.
“Pero, ¿porqué ser tan duro con las personas desamparadas?”
“La empresa nos ha hecho desdeñar a las personas desamparadas y a los que no pueden o se niegan a pagar la tarifa. Para eso tenemos muchas reglas de trabajo. Además, las personas desamparadas llevan todas sus mundanas pertenencias con ellos y no huelen bien. “
“Muchas de las personas sin hogar son veteranos de guerra que lucharon por el imperialismo estadounidense, ahora son descartados como inservibles. El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EE.UU. afirma que 50,000 veteranos duermen en la calle en una noche cualquiera. Military.com dice que la cifra es más de 200,000; la mitad de ellos con problemas mentales. No debemos culpar a las víctimas sino a los capitalistas y su sistema. Sólo el comunismo puede satisfacer las necesidades de los veteranos de guerra y de todos los obreros. Pero, me has dicho que los administradores de MTA no están realmente interesados en recaudar la tarifa”.
“Sí, realmente no necesita el dinero. MTA es subsidiada por el gobierno, y nosotros los trabajadores subsidiamos al gobierno. Algunos choferes, sin embargo, toman a pecho cuando ciertos pasajeros les dicen ‘no traigo lo suficiente, no pago, ¿qué vas a hacer al respecto?’”
“Ellos no deberían. Ellos deben entender que el transporte público es principalmente un subsidio para algunos capitalistas como los dueños de los talleres miserables de costura, restaurantes de comida rápida, hoteles y otras industrias de salarios bajos. Estos patrones hacen miles de millones al año en ganancias extras por no pagarles a sus obreros lo suficiente para que compren un transporte confiable, obligándolos a depender de MTA. Nosotros los subsidiamos con nuestros impuestos. ¿Además, cuyos autobuses de quién son de todos modos? ¿Quién los construyó y quién los maneja? ¿Quién paga por ellos? ¡Los trabajadores! Los choferes deben enojarse con estos patrones y su sistema racista no con otros trabajadores. Deben unirse a la lucha por el comunismo”
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