SEATTLE, EE.UU.- Los medios están anunciando el  nuevo cañón láser de Boeing como un gran avance militar. La empresa tuvo una prueba éxitosa tras una serie de fracasos durante la última década.
El cañón láser se une a una larga lista de tecnologías que “cambiarían” el arte de la guerra. Cada una se suponía haría invencible al ejército estadounidense. Recordemos el fiasco multimillonario de Star Wars de Defensa de Mísiles. Iniciado en 1983 bajo el presidente Reagan, $30 mil millones se gastaron tratando de establecer un sistema de defensa nuclear complicado, incluyendo el uso de rayos láser, para detener a la Unión Soviética. Finalmente fue descartado como inviable. Una vez más, la realidad no está a la altura de las expectativas.
Los patrones dependen excesivamente en la tecnología debido a su debilidad fundamental: a largo plazo, no pueden depender de los soldados reclutados de la clase obrera.
Los comunistas pueden. Es por eso que ganaremos.

Lecciones de la historia
Los vietnamitas ganaron dos guerras contra fuerzas tecnológicamente superiores. Ellos derrotaron a los franceses y después a los imperialistas estadounidenses.
“¿Entonces que sacamos de la guerra?” preguntó un tornero de Boeing.
Después de pensarlo, nuestro camarada respondió, “Los soldados estadounidenses aprendieron a rebelarse “.
El Pentágono concluyó que el 47% de sus tropas en 1971 o había estado involucrado en la resistencia o en rebelión abierta. El Ejército de EE.UU. con toda su tecnología avanzada estaba “cerca de colapsar” y “de amotinarse”. [I]
Al final, los vietnamitas fueron derrotados por sus propios compromisos políticos. Las metas de la liberación nacional y el socialismo fueron su perdición.
La revolución rusa de 1917 no podría haber ocurrido sin millones de soldados que voltearon sus armas contra el régimen capitalista.
De igual de significativo fue la defensa militar del nuevo estado socialista. Catorce imperialistas extranjeros invadieron; soldados de catorce ejércitos invasores se amotinaron.
Los imperialistas apoyaron las fuerzas reaccionarias colectivamente llamadas el Ejército Blanco. Ellos equiparon al ejército blanco con las últimas tecnologías, como ametralladoras.
El nuevo Ejército Rojo se apoyó más bien en la dedicación  de las tropas comunistas. Ellos desarrollaron nuevas estrategias y tácticas militares.
No tuvieron grandes cantidades de vehículos motorizados. Su caballería evitó un asalto frontal, que habría resultado desastroso para las divisiones imperialistas durante la Primera Guerra Mundial. En vez de eso rodearon por cientos de kilómetros atrás del Ejército Blanco.
Tuvieron que actuar por iniciativa propia tras las líneas enemigas, contando con el apoyo de la gente.
El Ejército Blanco no tuvo este apoyo. Ellos colapsaron cuando los bolcheviques les cortaron sus líneas de suministro.
Los soviéticos utilizaron una versión más actualizada de esta estrategia en la Segunda Guerra Mundial para aplastar al Sexto Ejército Nazi en Stalingrado.
Esta no es la historia que obtenemos en las escuelas capitalistas o fuentes populares. Las fuentes “izquierdistas” incluso enfatizan lo que los capitalistas nos han hecho. Los obreros necesitamos la historia que nos muestra lo que hemos hecho y podemos hacerles a los capitalistas.
Cuando buscamos en la historia para aprender cómo derrotar a los patrones, nos centramos en cómo las cosas cambian cuando se movilizan las masas para el comunismo. Vemos oportunidades.
Como nos presentan el cañón láser patronal nos puede desanimar si no tomamos nuestros logros históricos. Los imperialistas estadounidenses se jactan de que el láser puede derribar misiles. Lo anuncian para mostrar que puede vencer a los competidores imperialistas. Y lo más importante, que anuncian para mostrar la futilidad de la revolución de los trabajadores contra un enemigo tan poderoso.
Es una historia diferente cuando se acurrucan detrás de las puertas cerradas de sus grupos de expertos militares imperialistas. Stephen Biddle, llamado el mejor analista de defensa estadounidense de su generación, se preocupa.
Él sabe que la tecnología no es decisiva para ganar guerras. Ninguna fuerza armada en su sano juicio frontalmente atacaría lo que él llama “un muro de acero”, o un ataque frontal contra un enemigo bien armado con efectivos de masas. La dispersión de muchas tropas durante cientos de millas y la iniciativa “unidad pequeña” son la clave para ganar en una guerra.
Podemos ganar porque la movilización de las masas para el comunismo está en el corazón del desarrollo de la iniciativa de masas. Confiamos en la clase obrera para dirigir todos los aspectos de la sociedad, incluyendo el aspecto militar. Vamos a construir un Ejército Comunista invencible de líderes.
Cuando se trata de la dependencia de los patrones en la tecnología, el emperador en realidad está desnudo.

*******

Contactar con PCOI: icwp@anonymousspeech.com